CUANDO EL MUNDO SE DETUVO, NOSOTROS DECIDIMOS AYUDAR
Todo comenzó en el año 2020, cuando el COVID-19 golpeó sin piedad. Las calles estaban vacías, pero el hambre y el dolor llenaban los hogares más humildes. Familias enteras sin trabajo, niños sin alimento, personas enfermas sin acceso a una pastilla…
Nos rompió el alma ver tanto sufrimiento.
Y ahí, en medio del caos, nació algo más fuerte que el miedo:
la voluntad de ayudar.
Empezamos con lo que teníamos… tocando puertas, pidiendo donaciones, entregando bolsas de comida, buscando medicamentos para quienes no podían costearlos. Cada rostro agradecido nos recordaba que valía la pena seguir.
No somos una gran organización,
✨ somos personas comunes con un corazón dispuesto a darlo todo por los demás.
Hoy, después de tantos años, la pobreza no ha desaparecido.
De hecho, ha crecido.
Hay más niños con hambre, más madres desesperadas, más ancianos olvidados.
Y por eso no podemos parar.
Porque cada vida que ayudamos es un mundo que vuelve a tener esperanza.
Te necesitamos. Ellos te necesitan.
Tu donación —por pequeña que parezca— puede ser el milagro de alguien más.