Ayuda para mi madre tras brutal ataque de un perro
El pasado 4 de junio, alrededor de las 11 de la mañana, mi madre —una mujer de 75 años, activa, fuerte e independiente— fue brutalmente atacada por un perro Pitbull dentro de la residencia Las Palmeras, en La Mora II (estado Aragua, Venezuela). El perro, propiedad de una vecina, se encontraba suelto y sin bozal cuando atacó a mi mamá sin provocación alguna.
El ataque fue extremadamente violento: el perro la derribó, le arrancó parte del brazo izquierdo, la mordió en la pierna y también en la mano derecha. La escena fue aterradora. La dueña del perro alega que fue un accidente, pero además ha dicho que no tiene cómo asumir los gastos médicos. Ante la gravedad de las heridas, mi mamá fue llevada inicialmente al Seguro Social de La Victoria y luego trasladada al Hospital Benítez, donde permanece hospitalizada hasta el día de hoy.
Desde el primer momento he estado haciendo todo lo posible por ayudarla desde Barcelona, España. Me debatía entre tomar un vuelo de emergencia para estar a su lado (que supera los 1200€) o seguir enviando dinero para cubrir sus necesidades médicas y de cuidados, y decidí priorizar su tratamiento. Mis hermanos, en situaciones aún más difíciles que la mía, han ayudado en lo que han podido, pero la carga económica ha recaído principalmente sobre mí, y ya no tengo más recursos.
Mi mamá lleva más de 10 días hospitalizada. Aunque es un hospital público, todo debe ser comprado: medicamentos, material de curas, insumos, comida, agua… Todo corre por nuestra cuenta. Solo en curas, medicamentos y suministros estamos gastando más de 100 dólares diarios. Adicionalmente, estoy costeando enfermeras para que la cuiden día y noche (20 dólares más por día), ya que yo no puedo estar allá personalmente.
Hoy le han hecho un curetaje porque la herida está infectada, y los médicos han indicado que debe permanecer hospitalizada al menos una semana más. Luego vendrán las terapias de recuperación física y psicológica. Todo esto está muy por encima de mis posibilidades.
Por eso hoy recurro a ustedes —amigos, familiares, conocidos y personas solidarias— para pedir su apoyo. Cualquier ayuda, por pequeña que parezca, suma y será profundamente agradecida. Lo único que deseo es ver nuevamente a mi madre sana, caminando por sí misma, con su dignidad e independencia intactas. Ella no quiere ser una carga para nadie y sueña con recuperarse por completo, a pesar del trauma físico y emocional que está viviendo.
Lamentablemente, en un país donde las leyes no se aplican, no hay manera de que recuperemos los gastos, ni de que el perro o su dueña sean responsabilizados. Solo nos queda la esperanza de la solidaridad.
Gracias de corazón por leerme, compartir y, si puedes, aportar.
Con gratitud,
Laura Zerpa Palencia